Y no sólo hablamos de su pasión por el dinero, si nos dan a elegir preferimos que nos robe un beduino antes que la Caja Vital, y están en su derecho a pedir la luna si llega un autobús de alemanes y se la paga. Lo que nos amargaba las jornadas era ver a gente arrojándonos objetos desde los coches, pastores azuzando , como si fuera un juego de niños, a sus perros para que nos atacaran, y el patio completo de un colegio apedreando a estos ciclistas.
Estamos seguros de que habrá gente extraordinaria en Jordania, pero lamentablemente no hemos tenido la suerte de cruzarnos con ella.
Para terminar de coronarse, en el último checkpoint fronterizo la policía nos pide los papeles de nuestras bicis....welcome to Jordan!!
La noche jordana llega a su fin. Al otro lado de la frontera está amaneciendo. Entramos en Siria.